marzo 17, 2009

Mito de Origen


La memoria, el recuerdo, el tiempo su proyección e invención son varios de los conceptos que se internaron en mi cabeza luego de esa lectura tan extraña y reveladora de Michel de Certau, desde su título “el mito de los orígenes” va abriendo el discurso de la historia (de vida personal, local, mundial, de pasados) y su construcción. Inmediatamente surgen preguntas ¿Qué es el mito? ¿Qué tanta importancia tiene para poder (de) construir la historia?¿que fragmentos o que continuidades establecemos al momento de seleccionar recuerdos, momentos del pasado interpretados desde el ahora?


Uno de los conceptos que más llamó mi atención partió de la frase “no volvemos del pasado para entrar al presente”. Este, el presente y la forma en la que miramos a las diferentes historias en búsqueda de nosotros mismos, de la raíz de lo que (supuestamente) nos valida y que tal vez, con anterioridad ni siquiera era considerado como parte de nosotros.


La construcción histórica, de acuerdo al concepto de Michel de Certau, consiste en un proceso en el cual hay constantes transformaciones, donde hay variantes al interior que hacen de cierta forma que se reacomoda y anexa nuevas formas de ver los sucesos. La película del “Olvido al no me acuerdo” me permitió entender de otra manera lo que ya había leído en términos un tanto académicos, lo que constantemente hacemos en nuestra cotidianeidad al recurrir a esos tintes del pasado personal que se mezclan con la cultura y los lugares a los cuales también otros tienen contacto. Es ahí donde logramos poner en practica el juego dela historia, es por eso que sabemos que está viva que no está tan alejada como pensamos.


Las tradiciones entran para poner en marcha ese proceso de construcción, cuando recurrimos a ellas aportamos nuevas cosas, pero es donde converge lo viejo con lo nuevo pero en realidad eso se trata de decidir qué es lo que olvidamos o qué recordamos. El ejercicio presentado en la película nos da ciertos caminos de elección y de condena al perderse en el recuerdo ya que al presentar a los adultos mayores bajo la pretensión de saber los Orígenes de Juan Rulfo, van entremezclando historias que en ocasiones los llevan a laberintos sin salida porque simplemente la memoria pone trampas y hace que los mitos fantásticos parezcan la realidad absoluta e indudable. Es aquí donde el cuerpo y el sujeto social entran en la construcción de mitos ya que éstos “revelan no sólo el origen del mundo, de los animales, de las plantas y del hombre, sino también de todos los acontecimientos primordiales a consecuencia de los cuales el hombre ha llegado a ser lo que es hoy, es decir, un ser normal, sexuado, organizado en sociedad, obligado a trabajar para vivir, y que trabajo según ciertas reglas"[1] donde puede decir quien es y encierra una espiritualidad, una forma de explicarse el mundo.


Esas relaciones entre tiempos, espacios, mitos-significados se ven alimentados por la interpretación constante de los que tratan de describirlos, es decir, del “regreso los orígenes” que Michel de Certau como una necesidad de crear verdades, las muchas verdades de los presentes históricos. Los sistemas de relaciones humanas van creando códigos propios para que el contrato social se de adecuadamente, es decir, donde cada quien hace lo que le corresponde, podríamos hablar incluso de roles que sirven como base para establecer vínculos para el intercambio de discursos que constantemente están siendo reinventados por esas practicas de interacción.

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