No puede tener mucho encanto ser polen y poder volar,
nadie sabe que con mi canto la vida se va en lamentar,
y el fuego se va encendiendo y calor me vuelvo yo,
el día se va poniendo y con él, me acuesto yo,
y el polen entró en el agua y toda se la tragó
nadie le dijo nada, su estómago la disolvió,
y lentos y silenciosos parecen los meses y
parece que hay algo que sigue mi porvenir.
Y caí en una orquídea y del tallo me estiré,
hoy el cielo me envidió porque lo rebasé,
y mis frutos dispersos en las copas con lentitud,
caen con tonos espesos perdiendo su juventud,
y lentos y silenciosos parecen los años y
mientras más me lamento necesito del porvenir.
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Esta bella canción me hace que ponga a reducir mi complicada vida a un proceso que nunca me he detenido a observar, las partículas en formación parte de un todo, las cuales actúan en proceso, dando bellezas tan extremas como los pétalos de flor, o un hermoso río que a su vez da vida a otros procesos... y me pregunto ¿el porvenir se refiere precisamente a algo que dicta el orden de las cosas? alejándonos de ideas religiosas, meramente los procesos naturales de la vida... ¿en que momento se termia mi nariz y empieza el universo? bien me lo decía un buen amigo...
El verdadero encanto es cuándo dejas lo tuyo para que actué de cierta forma en la vida, total y única, cuando como polen actúas y permites ser parte de algo, o por lo menos ya conciente, ser o no.
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