El miedo a amar intensamente recae en una fatalidad: olvidarnos de nosotros mismos.
Dejar y cambiar la propia vida apostando a algo totalmente inseguro.
A una noche de copas,
o una discución con transfondo traumático e irreparable.
Recae en saber que un día puedes tener todo y al otro nada.
Miedo estúpido preocupado por algo que todavía no sucede pero el 90% del tiempo innevitablemente se presenta...
Por los días que pasan, por las charlas que nunca existen y la desgracia de acostumbrarse a otro.
El miedo de pensar que no volverás a ver esa mirada de amor, que los besos dados serán fríos y cada vez más escasos.
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